sábado, 9 de febrero de 2008

Acrópolis de Atenas: El Partenón

¿Un edificio que conmemora una victoria sobre los persas? ¿Una construcción religiosa consagrada a la diosa Atenea? ¿Tal vez un monumento que proclama la grandeza de la polis ateniense a mediados del siglo V a.C.? Todo eso y muchas cosas más es lo que simboliza el Partenón, además de ser un edificio que, con el paso de los siglos, ha soportado abandonos, bombardeos (por parte de los turcos) e incluso saqueos (por parte de los cultos ingleses, quienes disfrutan hoy en el British Museum de Londres de un amplio repertorio escultórico obtenido en este templo).

Formalmente se trata de una construcción de estilo dórico, levantada por Ictinos y Calícrates y supervisada por Fidias. A modo de introducción al estudio del arte griego, vamos a analizar esta obra, con la que espero que afiancéis la técnica del comentario de obras de arte.

1) NATURALEZA DE LA OBRA

Se trata de una obra arquitónica, denominada "Partenón", templo de orden dórico, dedicada a Atenea Pathenos, realizado por los arquitectos Ictinos y Calícrates, con la supervisión del genial escultor Fidias. Se fecha entre el 447-432 a. C.,en plena época clásica y se encuentra en la acrópolis de Atenas (Grecia).

2) ANÁLISIS FORMAL

Esta obra arquitectónica de planta rectangular, de 69,5 metros de largo y 31 metros de ancho, con cubierta a dos aguas, está construida mediante sillares de mármol pentélico. Se debieron emplear en la obra alrededor de 14300 bloques de piedra. El Partenón es uno de los ejemplos más significativos del orden dórico griego. Se trata de un templo octástilo (8 columnas en cada fachada) y períptero (las columnas rodean todo el edificio, siendo 17 en cada uno de los lados mayores). Al mismo tiempo, se trata de un templo anfipróstilo (por presentar columnatas en los dos lados menores)

Todo el conjunto se asienta sobre una plataforma denominada krepis o crepidoma; está formada por dos estereóbatos y un estilóbato. Siendo una obra de estilo dórico, las columnas carecen de basa y su fuste está recorrido en sentido longitudinal por estrías, unidas a arista viva. Hacia el centro del fuste se produce un leve ensanchamiento o éntasis, mediante el cual los arquitectos trataron de corregir los efectos de proporción que acusaría el ojo humano a la vista del edificio. Por el mismo motivo, las columnas aparecen levemente inclinadas hacia el interior. Los fustes rematan en una moldura cóncava, el collarino, sobre la cual se asienta el capitel, de apariencia geométrica y compuesto por dos elementos: el equino, de sección curva, y el ábaco, a modo de pequeña losa que recibe directamente el apoyo de los elementos superiores. Por encima de los capiteles de las columnas corre un entablamento organizado, de abajo arriba, en tres partes: la primera es un arquitrabe liso; la segunda es el friso, constituido por una sucesión alternante de triglifos (formados por estrías verticales) y metopas (que presentan decoración escultórica) -que eran el resultado de petrificación de las primitivas estructuras templarias en madera-. Remata el conjunto una cornisa, saliente respecto a los elementos anteriores. El empleo de una cubierta a dos aguas genera en cada uno de los lados menores un amplio espacio triangular, el frontón, cuyo perímetro exterior aparece recorrido por una cornisa saliente (sima), de modo que el espacio interior, o tímpano, queda libre para ser decorado con esculturas.

Si se recorre el templo longitudinalmente, tras la fachada octástila se accede a un primer espacio interior, el pronaos, a modo de un segundo pórtico, originariamente sostenido por seis columnas. Este conjunto da paso a la cella, naos o capilla, aislada del resto del edificio mediante un muro de sillares, alrededor del cual se diponen por la parte externa 24 columnas. Esta cella estaba dividida por dos partes desiguales por un muro transversal que convierte al recinto en un doble templo; en la estancia mayor se hallaba la estatua crisoelefantina (madera, marfil y oro) de Atenea Parthenos, modelada por Fidias, flanqueada y respaldada por una columnata dórica sobre cuyos capiteles corría un arquitrabe y sobre éste se levantaba una segunda columnata que sostenía las vigas de la techumbre; el recinto del tesoro, o segunda sala, tenía un techo apoyado sobre cuatro columnas jónicas. Estaba precedido de la parte trasera de la construcción que adoptaba un esquema semejante: un nuevo pórtico de seis columnas da paso a la sala menor, el opistodomos, en el que cuatro columnas sostienen la cubierta; esta última dependencia servía para custodiar el tesoro del templo y objetos del culto a la diosa.

3) ANÁLISIS SIMBÓLICO

La simbología del Partenón es enormemente amplia y, al mismo tiempo, muy clara. De una parte, el mismo templo, como lugar de culto de Atenea, viene a simbolizar a la propia diosa, sobre todo en su consideración de divinidad protectora por antonomasia de la polis ateniense. A tal efecto, la cella acogía una colosal escultura de 11 metros la diosa, hoy perdida, pero de la que aún se conserva in situ el basamento que la sostenía. Todos los templos griegos están concebidos como una habitación de la representación divina y no para reuniones colectivas de los fieles. Las grandes ceremonias religiosas se realizaban en la explanada que hay delante del templo. Allí estaba el altar para los sacrificios de animales y las grandes puertas del templo permanecían abiertas mientras duraba la ceremonia para simbolizar que la diosa las contemplaba desde el interior. No quiere esto decir que la entrada en el templo estuviese prohibida ni limitada a ciertas personas, como en Egipto. Los griegos podían penetrar libremente en su interior para orar u ofrecer presentes a la diosa.

Pero la simbología escultórica del Partenón se hacía evidente sobre todo mediante la decoración escultórica que originariamente presentaba el edificio. Así, los dos frontones del templo reproducían los temas del nacimiento de Atenea y el combate entre esta diosa y Poseidón (o Patronato del Ática).

Por su parte, en la metopas del friso exterior se representan. como si de viñetas se tratase, cuatro temas diferentes. En los dos lados menores, con 14 metopas cada uno, aparecen la Amazonomaquia y la Gigantomaquia. En los lados mayores, con 33 metopas cada uno, los temas seleccionados son la Centauromaquia y la Illiupersis o Guerra de Troya. Todo este conjunto simboliza la capacidad de la polis de Atenas para vencer a sus enemigos, representando las luchas que los atenienses o sus antepasados mantuvieron con amazonas, gigantes, centauros o troyanos, temas clásicos en la mitología griega.

Finalmente, a lo largo del muro de la cella, corre un friso de estilo jónico en el que se representa una procesión que cada cuatro años tenía lugar en Atenas. Se trata de las Panateneas, en la que un amplio cortejo acudía a entregar a la diosa un peplo bordado por las jóvenes de la ciudad. Todo ello es un trasunto de la propia polis ateniense y de sus valores cívicos, de su organización y de sus costumbres. El friso de la cella es símbolo, por tanto, de la propia ciudad de Atenas y pretende demostrar su supremacía en el mundo helénico.

En todo este programa escultórico, así como en el diseño de las trazas generales del templo, se ha creido ver la mano de Fidias, el más destacado de los artistas atenienses del siglo V a.C. Sin embargo, las diferencias estilísticas dentro del conjunto son tan marcadas que puede darse por segura la participación de varios artistas para rematar tan amplia obra. Pese a todo, se ha hablado de un "estilo Partenón" para definir la elevada calidad de las representaciones escultóricas que el templo acogía.

4) MARCO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Desde el punto de vista sociológico, el Partenón se edifica durante el periodo denominado "plena época clásica", que se desarrolla tras la finalización de la Segunda Guerra Médica contra los persas (480-479 a.C.). Durante su transcurso, los atenienses se vieron obligados a evacuar la ciudad, la cual acabó siendo saqueada por las tropas de Jerjes, el rey persa. No obstante, la victoria final correspondió a los griegos, quedando consolidada durante unos años la hegemonía de Atenas. En esta polis se abordó un proceso de reconstrucció de edificios aruinados por los persas. Las actuaciones fueron especialmente intensas en la Acrópolis, donde el Partenón vino a sustituir a otro templo que se estaba levantando en el mismo lugar cuando se produjo la invasión.

La construcción del Partenón viene a coincidir en gran parte con el gobierno del arconte Pericles (443-429), durante el cual se consolida el sistema democrático y la ciudad vive unos años de esplendor, paz y prosperidad. El contacto del gobernante con filósofos como Anaxágoras es posible que explique el afán por la proporción y el orden que apreciamos en el Partenón. Todo ello queda recogido en la frase del filósofo: "al principio era el caos; después vino la inteligencia, que todo lo puso en orden". Y es que el arte griego se concibe a escala humana (“El hombre es la medida de todas las cosas”, decía Protágoras; “numerosas son las maravillas de la naturaleza, pero de todas ellas la más grande es el hombre”, afirmaba el dramaturgo Sófocles), lo que les lleva a imponer el sentido de la proporción como base de su estética.

Como templo de estilo dórico, el Partenón es heredero de otras obras. Aunque el canon dórico se empleó ya en época arcaica, en el periodo clásico podemos considerar precedentes del Partenón el tesoro de los atenienses en Delfos (490 a.C.) o el templo de Zeus en Olimpia (acabado en el 457 a.C.), hoy desaparecido, pero que puede considerarse como prototipo del estilo.

En esta construcción, por otro lado, podemos concretar todas las notas definitorias de la arquitectura griega, que son las siguientes:
  • Tiene una arquitectura arquitrabada, de apariencia serena y simétrica, al basarse en una estructura de líneas horizontales y verticales, lo que entrañaba dificultades para la superposición de pisos o para la elevación en altura.
  • Se trata de una arquitectura alejada del colosalismo, llegando a la escala humana.
  • Como material se utilizó, en principio, el conglomerado o piedra arenisca, llamados “poros”; el mármol no se usó antes del siglo V a. C., hasta la construcción del templo de Apolo en Delfos y el Partenón, por las dificultades que ofrecía su trabajo.
  • Por otro lado, debe mencionarse que la decoración del Partenón incluía la policromía de algunas de sus partes. Así ocurría con todos los elementos escultóricos o con los triglifos. Incluso, en algunos casos, se recurrió al dibujo de motivos vegetales.
  • En él, como ya apuntábamos más arriba, se busca la armonía visual que obliga a separarse de las medidas matemáticas; los refinamientos ópticos de mediados del siglo V. a. C. podrían resumirse en:
    • Curvaturas del entablamento y el estilóbato hacia arriba, para evitar el efecto de pandeo, de vencimiento por el centro.
    • Inclinación de las columnas hacia adentro para impedir la sensación de caída y crear el llamado efecto piramidal.
    • Ensanchamiento central del fuste o éntasis, con lo que se aminora el efecto de concavidad de las columnas de lados rectos.
    • Mayor anchura de las columnas de los ángulos, anulando cualquier presión de debilidad en este punto.
    • Desigual distancia de los intercolumnios, estando las columnas de los extremos algo más cercanas que el resto a sus respectivas compañeras.
Estas modificaciones no responden a ninguna necesidad funcional ni estructural sino simplemente al elevado idealismo de unas construcciones que desean responder a las severas exigencias del espíritu humano y corregir las perturbaciones que los efectos ópticos podrían introducir en una estructura de líneas horizontales y verticales.

Finalmente, cabe señalar que el Partenón se mantuvo en un estado aceptable de conservación casi dos mil años, pese a ser destinado a diversos usos: iglesia bizantina y, luego, cristiana, mezquita y, más tarde, polvorín. En 1687 una bomba destruyó ese polvorín y su explosión arrasó la cella, destrozando algunas columnas. A comienzos del siglo XIX el inglés Lord Elgin decidió arrancar del templo muchas de las obras escultóricas y llevarlas hasta su país, donde aún se encuentran hoy, alojadas en el Museo Británico.


Algunos enlaces

Ved una amplia colección de fotografías de la Acrópolis y el Partenón en este mapa clicable. Practicad vuestro inglés leyendo el amplio y documentado artículo que dedica al templo la Wikipedia inglesa. Disfrutad de los frisos del Partenón en esta excelente página, con un increible repertorio fotográfico. Después, completad vuestra información con esta visual historia de los griegos. Y acabad apoyando esta campaña para que los mármoles vuelvan a Grecia. También existe, afortunadamente, una asociación inglesa que se plantea el mismo objetivo.

NOTA: Este comentario de texto tiene su origen en la labor de Juan Diego Caballero, al que hemos efectuado modestamente unas breves aportaciones técnicas y añadidos

1 comentarios:

B. Lara dijo...

Otra vez, una maravilla de comentario.